sábado, 29 de mayo de 2010

Un pasaje en Tijuana con salida al cielo



Los pasajes y las galerías han sido mi patria secreta desde siempre.
Julio Cortázar/ “El otro cielo”

En un artículo que escribí hace tiempo titulado Semblanza de de un espacio olvidado hablaba de los pasajes. Este espacio arquitectónico llamado también: bazar, galería, corridor, paz o halle. Es un espacio que expresa transición y que generalmente conecta dos calles y está delimitado por ambos lados por locales comerciales. Es un espacio público dentro de una propiedad privada, crea un camino corto entre dos puntos, protege del clima, ya que generalmente son espacios cubiertos, y es un área totalmente peatonal para propiciar el encuentro, la convivencia, el comentario y la charla. Todos los estudios del pasaje tienen referencia al modelo de pasaje oriental. Sin embargo, más que una influencia arquitectónica directa de este modelo, la influencia es más de naturaleza literaria. Numerosos escritores, seducidos por la atmósfera que brinda esta arquitectura, hicieron de los pasajes los escenarios de sus historias: Honoré de Balzac, Emile Zola, Luis Aragón, André Breton, Paul Eluard y también Julio Cortázar quien se inspiró en los pasajes para escribir el cuento “El otro cielo”, donde asocia los pasajes parisinos con lugares a través de los cuales es posible evadirse de la realidad. Las cartas de Lady Montago desde el oriente en 1784 y muchos otros escritos magnifican la magia y la sorpresa que causan estos espacios desconocidos hasta entonces en occidente. Los juegos de luz y sombra, los sonidos que forman una melodía propia, los olores y sus proporciones espaciales que se asemejan a los pasillos de las grandes catedrales, les dan un aspecto místico y misterioso. Los bazares orientales tienen en común la estricta regularidad de su interior y la variedad de lo que se ofrece en su interior y son indiscutiblemente predecesores del pasaje del siglo XIX. En México no es común esta tipología del espacio, en la ciudad de México encontramos pasajes de influencia europea y en Tijuana, particularmente en la av. Revolución podemos observar un importante número de pasajes. La influencia no es clara, pues mientras en el interior de la república es como ya lo había comentado, netamente europea, en Tijuana pudiera pensarse en una influencia norteamericana, sólo que en los Estados Unidos el pasaje no es un espacio común. Hay casos aislados en Chicago, Nueva York y el pasaje de Cleveland que influencia a los escasos ejemplos anteriores. Ha habido una total falta de interés en Tijuana por el pasaje, desconociendo su potencial en términos económicos y turísticos. Como espacio representativo de la ciudad se ha dejado al olvido, hemos sido testigos de casos patéticos de deterioro y modificación de su concepto original eliminado toda posibilidad de reactivación. El pasaje Colonial, el pasaje Rodríguez, el pasaje el Sombrero, el Gómez, el Contreras, el México, el Foreign Club, el Sonia, el Kentucky y el Soco han visto transcurrir la historia de la ciudad. Quedan aún restos de las sombras del incógnito sendero de salida desconocida. Y de pronto se abre una puerta en el cielo que deja entrar nueva luz al pasaje Rodríguez gracias a la visión de sus propietarios y de un grupo de artistas y diseñadores: P.R.A.D. pasaje Rodríguez, arte y diseño se visualiza como un proyecto que dará nueva vida al pasaje a través de la energía creadora de la cultura. Se marcan como objetivos generales: reconocer la importancia de crear cambios en el discurso dominante de la ciudad es decir romper con la idea colectiva que la ubica como una ciudad tomada por la violencia y generar la convivencia social a partir de proyectos interactivos que lleven a los ciudadanos a través de experiencias estéticas, esto mediante la creación de talleres, charlas , lecturas y otras actividades de orden cultural y artístico, que permitan moldear patrones de conducta hacia formas más positivas, generando vínculos de solidaridad profundos entre los seres humanos. Y como objetivos específicos: Recuperar el Pasaje Rodríguez, espacio urbano perteneciente al centro histórico de Tijuana que ha quedado en el abandono y a merced de la violencia, generar una integración positiva de la ciudadanía con el quehacer cultural local y promover, difundir y provocar, la producción de artistas y diseñadores locales, a la vez que se generen alternativas comerciales. Posibilitando así la sustentabilidad no solo de P. R. A. D., sino de los proyectos particulares de cada integrante. Un proyecto que se suma a la recuperación de una avenida mítica, que volverá sin duda a la vida y por qué no podríamos vivir de nuevo en sus pasajes fragmentos de los sueños que inspiraron a los surrealistas, recordando el Café Certa, enclavado en un pasaje de París, donde el círculo alrededor del guía del surrealismo André Breton tenía sus reuniones. A partir del día 22 de abril de 2010 la puerta se abre al cielo.

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