domingo, 16 de mayo de 2010

Los Pasajes: semblanza de un espacio olvidado.


Los Pasajes: semblanza de un espacio olvidado.

Voy a retomar el tema de los pasajes, estos espacios llamados arcade, pasaje, bazaar o halle, cuyo elemento en común es ser pasillos delimitados en ambos lados por locales comerciales y generalmente conectan dos calles. Tiendas, oficinas, talleres o restaurantes pueden encontrarse en ellos. Ofrecen un espacio público dentro de una propiedad privada, ayudan a descongestionar el tráfico peatonal, crean un camino corto entre dos puntos, protegen del clima y es un área accesible solo para peatones, lo que le da un sentido mas humano al espacio.
Todos los estudios del pasaje tienen referencia al modelo de pasaje oriental. Sin embargo, más que una influencia arquitectónica directa de este modelo, la influencia es mas de naturaleza literaria, innumerables relatos del siglo XVIII magnifican la magia y la sorpresa que causan estos espacios desconocidos hasta entonces en occidente.
Los juegos de luz y sombra, los sonidos que forman una melodía propia, los olores a especies y perfumes y las proporciones del espacio que se acercan a las de las grandes catedrales les dan un aspecto místico y misterioso.
De la antigüedad al siglo XVIII existen un sinnúmero de estructuras que de alguna manera tienen relación con el concepto de pasaje. Sin embargo los estudios realizados por Geist en su libro Arcades concluyen que estas estructuras son predecesoras del pasaje del siglo XIX.
Los ejemplos, ya propiamente del concepto pasaje carecen de un común denominador y pueden encontrarse influencias de distintos periodos. El pasaje como forma de organización espacial aparece en varias ciudades de México, generalmente en las zonas centrales del país. Recuerdo particularmente un pasaje de la ciudad de México, en unas vacaciones, traspasamos un gran arco de cantera a filo de banqueta para entrar en otro mundo, colmado de sombras, personajes extraños, giros insospechados, para rematar al final, en un restaurante húngaro, de cocina no menos asombrosa que el espacio.
Aun cuando desde muy pequeño conocí los pasajes de la avenida Revolución en Tijuana, siempre permaneció en mi esa sensación que estos pasajes guardaban en su interior los mejores descubrimientos, y entiendo ahora por que el pasaje en el siglo XX se convierte en tema literario, en material para los surrealistas donde las fantasías y los sueños se conjugan en una imagen del mundo que trasciende al mismo mundo.
La influencia de los pasajes en la avenida Revolución en Tijuana no es clara, mientras en las ciudades del interior de la republica es netamente europea, en Tijuana pudiera pensarse en una influencia norteamericana, solo que en los Estados Unidos el pasaje no es un espacio común, hay casos aislados en Chicago, Nueva York y el pasaje de Cleveland que influencia los escasos ejemplos de las ciudades anteriores.
Los pasajes en Tijuana, por desconocimiento de su potencial en términos económicos y como espacios representativos de la ciudad ha propiciado su deterioro.
El pasaje Rodríguez, el pasaje Colonial, el pasaje Gómez, el Contreras, el México, Foreign Club, el Sonia, el Kentucky y el Soco han visto transcurrir la historia de la ciudad, quedan aun restos de las sombras, del incógnito sendero de salida desconocida. En estos tiempos donde la Avenida Revolución sufre las consecuencia de sus excesos: alto precio de la mercancía ofrecida, la venta de alpaca por plata, de chapa de oro por oro sólido, los puros de Veracruz como cubanos, las bolsas y relojes de marcas falsificadas, los precios ocultos, la molestia constante al turista por los jaladores de curios y bares y el licor de baja calidad. Si los pasajes fueron capaces de inspirar a los surrealistas, bien podrían ser estos espacios una alternativa para revivir la Avenida Revolución en Tijuana, llenos de cafés, estudios de artistas, tiendas de artesanías de calidad, restaurantes, galerías de arte, oficinas, talleres, tiendas de moda, joyerías y tantos otros giros. Esto aunado a una política turística eficaz y un comercio justo, la receta esta escrita.

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