sábado, 29 de mayo de 2010

La cultura como eje fundamental del desarrollo.


La cultura no puede desarrollar su dimensión constituyente sin una participación ciudadana más profunda, sin abordar los mecanismos de construcción de la identidad, sin implicar la nueva ciudadanía procedente de las migraciones recientes, sin valorizar la solidaridad para con nuestros conciudadanos, sin incorporar las identidades múltiples y en evolución, sin priorizar la educación y la cultura como aspectos transversales de la vida de las personas.
Jordi Martí/ OEA /Agenda 21 de la Cultura

La UNESCO define el desarrollo como “un proceso que aumenta la libertad efectiva de quienes se benefician de él para llevar adelante cualquier actividad a la que atribuyen valor”, es decir, el desarrollo humano. Alfons Martinell Sampere experto en la formación de gestores culturales, en cooperación cultural y desarrollo y en políticas culturales comenta: "La cultura siempre ha sido un elemento fundamental, ya que es creadora de símbolos y configuraciones que permiten a los ciudadanos entender y responder a la situación política". También es consciente de la expansión económica que pueden alcanzar las ciudades si se presta atención a las industrias culturales (que representan sólo una parte de la dimensión cultural). En ese sentido, señala: "El sector puede ser generador de empleo y, por lo tanto, contribuir al desarrollo". La concepción del desarrollo se enriquece con la incorporación de los análisis y propuestas político institucionales realizados por las Naciones Unidas, el Club de Roma (que tiene un capítulo en México) y la Comisión Brundtland (en este informe, se utilizó por primera vez el término desarrollo sostenible o desarrollo sustentable), que plantean interpretaciones medioambientales y de sostenibilidad. Una vez que el debate sobre el concepto del desarrollo deja claras las limitaciones de la concepción economista y de lo mucho que el concepto se
enriquece con la inclusión de la esfera política, la dimensión cultural se transforma en eje y sujeto del bienestar y del desarrollo, pues desde ese punto de vista es el ser humano quien gesta sus condiciones económicas, políticas, ambientales y culturales, tal como lo han planteado el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la UNESCO, con la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo y sus aportes sobre la relación entre desarrollo y cultura como factores para el mejoramiento de la calidad de vida de los seres humanos. Y basado en lo anterior observamos que cuando la dimensión cultural engloba la dimensión social, la dimensión política y la dimensión económica, ésta le da sentido, diversidad, innovación, vitalidad y creatividad, les da en una palabra un sentido de ser, de esta manera se logra entre todas estas dimensiones equidad, viabilidad y responsabilidad. Es cierto que se corre el riesgo que estos conceptos caigan en consideraciones generales y un poco vagas, y además en la reivindicación de derechos inobjetables como la salud y la seguridad, la dimensión cultural se convierte sólo en un universo puramente discursivo. Basta leer los planes de desarrollo de los gobiernos y comparar el discurso y la acción. El rol de los municipios en la promoción cultural es importantísimo: no pueden parar, deben mantener la vida cultural y promover las acciones, su acción es directa y debe ser menos ostentosa, efectiva y con continuidad. La sociedad civil también debe asumir su parte y tener un protagonismo que alcance un nivel de actividad y de presencia que las estructuras de gobierno no pueden asumir. Se trata de anclar la cultura en todas las políticas de desarrollo, ya conciernan a la educación, las ciencias, la seguridad, la comunicación, la salud, el medio ambiente o el turismo y de sostener el desarrollo del sector cultural mediante industrias creativas, así a la vez que contribuye a la reducción de la pobreza, la cultura constituye un instrumento de cohesión social. La creatividad y la expresividad se traducen en una forma de autoestima y de capacidad de resistencia. Ya había comentado en otros artículos que para los políticos es una oportunidad única de integrarse a la visión global de asumir la cultura no como un instrumento, sino como una inversión ineludible en la base social que nos permitirá lograr los fines del desarrollo sustentable. Para los empresarios es una inversión rentable a través de la seguridad y el bienestar. Como efecto, la cultura es la parte fundamental de nuestra visión del mundo, pero como causa, da lugar a cambios inimaginables de actitud que garantizan, por ejemplo, la paz y el desarrollo, o simplemente para mantener con vida el planeta, o simplemente modificar nuestra percepción del entorno. El desarrollo, necesariamente, emerge y se proyecta dentro de un determinado contexto cultural, y en tanto no se reconozca como un proceso anclado en dicho contexto, no podrá ser aplicado a otros contextos con una alta seguridad de éxito o aprobación. No hay otra alternativa y repasando experiencias en otros países podemos apreciar su efecto. Por el proceso de transformación urbana y social en Medellín durante su alcaldía en el período 2004 - 2007, el ahora candidato presidencial Sergio Fajardo fue declarado ganador del premio Curry Stone Design Prize en 2009. La organización del premio Curry destacó que "la construcción de bibliotecas, colegios, parques y centros culturales y científicos ubicados en algunos de los barrios más humildes de Medellín hizo posible que esta ciudad pasara efectivamente del miedo a la esperanza". Y eso precisamente nos proporcionará abordar la dimensión cultural como eje fundamental del desarrollo…esperanza.

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